Unicaja-Liberbank: la revuelta de los directivos andaluces contra Medel y Menéndez
Poco han tardado las hostilidades en saltar en el nuevo Unicaja Banco fusionado con Liberbank. Como les contamos en su día en OKDIARIO, el reparto de poder entre las dos entidades se ha cerrado en falso con una patada hacia delante hasta 2023. Y estas situaciones siempre acaban por estallar. Pero, en este caso, sorprende lo pronto que se ha puesto en marcha el juego subterráneo. Y todo esto, en medio de las negociaciones del ERE de 1.950 empleados, que provocaron una huelga en la entidad este viernes.
Resumamos brevemente el problema: en la fusión, se acordó que la presidencia correspondería al entonces presidente de Unicaja, Manuel Azuaga, y que el consejero delegado sería Manuel Menéndez, de Liberbank. Eso implica que el grueso del poder ejecutivo queda en manos de la entidad ‘pequeña’, mientras que la presidencia tiene pocas áreas de gestión, como comunicación, contabilidad o auditoría. No llega al modelo de presidente no ejecutivo y consejero delegado ejecutivo que impone el BCE -precisamente para evitar las presidencias ejecutivas plenipotenciarias a las que somos tan aficionados en España-, pero va en esa dirección.
Pero hay más. Azuaga se jubilará en 2023 y su sustituto sí que no tendrá ninguna función ejecutiva, lo cual dejaría todo el poder en manos de Menéndez (más joven). Algo que el presidente y sus directivos no estaban dispuestos a aceptar de ninguna manera, por lo que exigieron que el asturiano también saliera en esa fecha y dilataron la firma de la fusión. Finalmente, bajo la presión asfixiante del supervisor, se llegó a una solución de compromiso consistente en que Menéndez pondrá su cargo a disposición del consejo y éste (donde Unicaja tiene 9 de 15 asientos) decidirá entonces.
Objetivo: derribar a Menéndez y Medel
Un arreglo que se logró gracias al apoyo del histórico presidente de Unicaja, Braulio Medel, que ahora controla la fundación, principal accionista del banco. Algo que muchos en Málaga consideran una traición. Pero es que Medel y Menéndez son buenos amigos desde hace muchos años y son los últimos presidentes de las antiguas cajas de ahorros del PSOE que quedan en pie, después de muchos años defendiendo juntos la posición del partido en el sector.
La fusión se cerró este verano pero ya antes habían empezado las maniobras orquestales en la oscuridad, que se han acentuado en esta recta final del año. Van en dos direcciones: por un lado, las destinadas a desprestigiar a Liberbank y a dar la idea de que le han «colado un muerto» a Unicaja… de lo que se deduce que los responsables de ese «desastre» no pueden ser los que manden; y por otro, los torpedos contra el «traidor» Medel, para intentar menoscabar su imagen y que no renueve como presidente de la fundación cuando le venza el mandato el próximo año, o que no pueda nombrar a sus afines consejeros en el banco en representación de la fundación.
La inspección del BCE y las dietas de Medel
En el primer caso, el argumento estrella es una inspección del BCE que habría encontrado un ‘agujero’ (léase déficit de provisiones) en el balance de Liberbank, del que esta entidad no avisó a Unicaja antes de la fusión; de haberlo sabido, se colige del argumento, o no se habría fusionado o el reparto del capital -la ecuación de canje- habría sido más favorable a la entidad andaluza.
La explicación de este agujero (cifrado en 260 millones) es que el BCE lo calculó con el balance del banco al cierre de 2019 y valorando todos los activos inmobiliarios de Liberbank -procedentes sobre todo de la antigua CCM- como si se fueran a vender en bloques a inversores mayoristas. Si lo hubiera hecho con las cuentas de cierre de 2020 (que habría sido lo lógico, puesto que la inspección se realizó en 2021) y con precios de venta minoristas, que es lo que está haciendo Liberbank, el déficit habría sido de poco más de 50 millones. Una cifra que la entidad cubrió sin problemas antes de la integración efectiva con Unicaja.
En cuanto a Medel, han resucitado un viejo asunto de unas dietas que cobró presuntamente hace 10 años de empresas participadas por Unicaja (básicamente, Iberdrola) y que la Junta de Andalucía, con competencias entonces sobre las cajas, archivó. Como aquello no ha tenido los efectos deseados por los instigadores de estas campañas, ahora están recordando la sentencia que condenó al presidente de Ausbanc, Luis Pineda, donde se incluye que Medel pactó con él la retirada de sus acusaciones contra Medel en el caso de los ERE del PSOE en Andalucía a cambio de un millón de euros.
Los directivos descolocados de Unicaja
¿Quién está detrás de estas maniobras? Diferentes fuentes señalan a los altos directivos procedentes de Unicaja, que han visto muy reducido su poder después de la fusión. Además, «Unicaja era una entidad muy apegada al pasado y sin ningún tipo de exigencia por parte del consejo, ya que lo controlaba por completo la fundación, aunque tenía accionistas privados. Ahora, de repente, se encuentran con un consejo que les presiona mucho más con los accionistas que vienen de Liberbank, como hedge funds, y familias como Tinajero o Masaveu. Y es normal que les cueste adaptarse a esta nueva situación», según una de las fuentes. En el capital de Unicaja antes de la fusión estaban el empresario andaluz Tomás López Olivo y la familia dueña de Mayoral.
En todas las conversaciones, aparece un nombre de forma recurrente: Isidro Rubiales. Este directivo era el factótum de la vieja Unicaja tras la jubilación del histórico Ángel Fernández Noriega. Rubiales llevaba toda la gestión del día a día del banco mientras Azuaga se dedicaba a labores estratégicas e institucionales. Con la fusión, ha pasado a llevar únicamente una de las pocas áreas que dependen de la presidencia, contabilidad.
El propio Banco de España está muy preocupado con este asunto e incluso ha llamado a capítulo a la entidad en varias ocasiones. Sea como fuere, las hostilidades no tienen pinta de remitir; todo lo contrario, es probable que se intensifiquen habida cuenta del poco efecto que han tenido hasta ahora estas campañas. El problema es que tienen malos enemigos: Menendez -que está centrado en gestionar la entidad- y, sobre todo, Medel -que quiere lo mismo que Fainé, rentabilidad y dividendos para la fundación- son perros viejos y supervivientes de mil batallas, se las saben todas y tienen muchos apoyos en las altas esferas del poder.